miércoles, 30 de abril de 2008

MES DE MAYO
DE LA SANTISIMA VIRGEN MARÍA
Eugenio J Pérez Z

Mayo es el mes de las flores, de la primavera. Mayo es el mes en el que todos recuerdan a su mamá (el 10 de Mayo) y las flores son el regalo más frecuente de los hijos para agasajar a quien les dio la vida.

Con inmensa alegría y renovada esperanza iniciamos este mes, para bendecir y adorar al Señor, para darle gracias por nuestras vidas, por nuestras familias, planes y estudios. Lo iniciamos con toda la Iglesia Católica, a través del mundo entero, festejando la memoria de MARÍA, MADRE DE DIOS, a quien veneramos como tal por la condición divina de madre de su Hijo amado, Nuestro Señor Jesucristo.

En este mes celebramos que María fue elegida para ser la madre del Verbo eterno de Dios que, para nuestra salvación, se hizo carne en su vientre purísimo. Y damos infinitas gracias a Dios, porque ella es también nuestra Madre. Por ser hermanos de Cristo, primogénito de toda creación, fraternidad ratificada expresamente por Jesús en la Cruz, cuando dijo a San Juan “Madre, he ahí a tu hijo”, ella es también madre nuestra. Por esa razón, con filial confianza de hijos, a ella nos encomendamos al iniciar este mes de mayo, con nuestros propósitos, preocupaciones y esperanzas.

María era una mujer de profunda vida de oración, vivía siempre cerca de Dios. Era una mujer humilde, es decir, sencilla; era generosa, se olvidaba de sí misma para darse a los demás; tenía gran caridad, amaba y ayudaba a todos por igual; era servicial, atendía a José y a Jesús con amor; vivía con alegría; era paciente con su familia; sabía aceptar la voluntad de Dios en su vida.

En este mes de mayo los invitamos a Mirar a María como a una madre: contarle todo lo que nos pasa: lo bueno y lo malo. Saber acudir a ella en todo momento. Demostrarle nuestro cariño: Hacer lo que ella espera de nosotros y recordarla a lo largo del día. Confiar plenamente en ella: Todas las gracias que Jesús nos da, pasan por las manos de María, y es ella quien intercede ante su Hijo por nuestras dificultades. Imitar sus virtudes: Esta es la mejor manera de demostrarle nuestro amor.

Aquí en Venezuela celebramos con gozo a nuestra madre celestial, la Santísima Virgen de Coromoto. Le damos gracias a Dios porque tuvo a bien dignarse enviarnos, como misionera de salvación, de elevación espiritual, a su madre amorosa, para que en las personas del Cacique Coromoto y su familia, nos indicara el camino de la vida, de la justicia y de la paz: la fe en Cristo, verdadero camino de la realización humana, de la fraternidad y de la convivencia social, de la salvación y de la felicidad en esta vida y en la vida eterna.

Bendigamos, pues al Señor, por la generosidad con que nos hace ver a María Santísima nuestra Patrona nacional, la Virgen de Coromoto, como nuestra madre amorosa, y como el ejemplo en el seguimiento de Jesucristo!

Pongamos nuestras esperanzas y anhelos en manos de María Madre de Dios y Madre nuestra. Que ella nos ayude y proteja siempre. Que tengamos en el corazón la firme voluntad de seguir su ejemplo, de escuchar y cumplir siempre la palabra de Dios, para así alcanzar la felicidad en este mundo, y la salvación eterna.
“Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía”. Amén



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